VICIOS DE LENGUAJE
Al abordar el estudio sistemático de la comunicación verbal
es importante adentrarnos, no sólo en aquellos rubros que han de enriquecer
nuestro acervo lingüístico, como el aprendizaje de nuevo y mejor vocabulario,
el conocimiento de las figuras retóricas o las diferencias dialectales que se
conforman alrededor de las lenguas, sino identificar los escollos que, en el
mismo lenguaje, entorpecen, cuando no imposibilitan, el intercambio de
experiencias. Nos referimos a los vicios del lenguaje, es decir, los factores
que alteran el flujo normal de la experiencia comunicativa verbal. Entre los
más frecuentes del lenguaje se cuentan los siguientes:
Ambigüedad o Anfibología: doble sentido propiciado por una redacción
imprecisa, que se presta a más de una interpretación:
·
Vendo calcetines para
caballeros de lana.
·
Acabo de conseguir un
ventilador eléctrico de bolsillo.
·
Apenas me voy a lavar.
·
Vino el perro de tu
hermano.
·
Se solicita muchacha para
antojitos en la noche.
Arcaísmo: palabra o frase que ha caído en desuso tanto en el habla como en la
escritura cotidiana de una localidad, región o de un país determinado, aunque
excepcionalmente puede hallarse en la jerga lingüística de algunas profesiones:
·
Desfacer entuertos
(resolver problemas).
·
Foja (hoja).
·
Currículum (Currículo/s; sólo se admite currículum en currículum vitae).
Neologismo: Uso frecuente
de vocablos, acepciones o giros nuevos:
·
Dobleclicklear
·
Deletear
·
Chatear
·
Escanear
Barbarismo: pronunciación
o escritura inadecuada de las palabras:
·
Poner los puntos sobre las
is (sobre las íes).
·
¿Aprobastes el examen?
·
Compramos las herramientas
en base a… (con base en...)
·
Expuso sus argumentos en
relación a... (en relación con...)
·
Me avisa cuando váyamos a
salir (vayamos).
·
No le satisfacerá lo que
dices (satisfará).
También
se llama barbarismos a los extranjerismos, es decir,
palabras de otras lenguas que sustituyen a las existentes en español con
sentido completo:
·
Show (espectáculo).
·
Amateur (aficionado).
·
Best-seller (éxito de
venta).
·
Bungalow (casa de campo).
Cacofonía: disonancia que resulta de la repetición de sílabas o
letras:
·
Juana nadaba sola.
·
Atroz zozobra.
·
Su visión genial fue
puntual para la obra colosal que hoy tiene alcance universal.
·
Así ha sido promovido el
consabido descuido de quienes han tenido en el olvido esa responsabilidad.
·
Con conocimiento de causa,
comunicó a colegas sus correcciones.
Hiato: cacofonía provocada por el
encuentro de vocales, especialmente perceptible en ciertas combinaciones de a,
e, o:
·
De este a oeste.
·
Iba a Alcalá.
Idiotismo: construcción
o expresión peculiar, contra las reglas de la gramática, pero que responde a
determinados contextos:
- Alcanzabilidad (alcanzable)
- Controlabilidad (control)
- Observabilidad (observable)
Impropiedad: empleo de palabras
cuyo sentido no corresponde al contexto en el que se utilizan:
- Es un ejecutivo agresivo (audaz).
- Examinar el tema con profundidad (con atención
/detenimiento).
- Juan ostenta el cargo de alcalde (desempeña /
ejerce)
- El sindicato no varió su posicionamiento (posición).
- El coche era bien grande. (muy grande).
Pleonasmo: empleo de
palabras innecesarias, que remiten a las características
- Tubo hueco por dentro (tubo).
- Persona humana (persona).
- Volar por el aire (volar).
- Lo vi con mis propios ojos (lo vi).
- Muy óptimo (óptimo).
- Muy idóneo (idóneo).
- Salir afuera (salir).
- Subir (subir).
Redundancia: repetición o
uso excesivo de una palabra o concepto:
- A mí, personalmente, me parece que... (Me parece
que...)
- Suele venir a menudo (suele venir)
- Grosso modo y a grandes
rasgos... (grosso modo).
- Te quiero, mas, pero sin embargo... (te quiero,
mas.../te quiero, pero.../te quiero, sin embargo...) de lo referido:
- Otra vez volvió a regresar (otra vez volvió / otra
vez regresó).
Solecismo: falta de sintaxis;
error cometido contra la exactitud o pureza de un idioma:
- Lo llevé un regalo (le llevé...).
- Contra más me lo dices, más me olvido (Cuanto más lo
dices...).
- Ha habido muchas gentes (ha habido muchas personas).
- Ayer no hubieron clases (no hubo clases).
- Le vi de lejos (lo vi).
- Presente también su carta de antecedentes
penales (antecedentes no penales).
- Pintura acrílica sobre tela y pastel (pintura
acrílica y pastel sobre tela).
Falta de
concordancia:
- La pareja de ladrones tomaron el taxi (la pareja...
tomó).
- Podrían haber muchas más diferencias (podría).
- El 30% de los encuestados opinan que… (el 30%...
opina que...)
- El museo y biblioteca municipal cerró (cerraron).
- Gran parte de los socios votaron en contra (gran
parte... votó).
Queísmo: uso excesivo
de “que” como palabra de enlace:
- Te digo que el auto que me compré es el que quería
que me regalara el tío que vive en Toluca.
- Qué coincidencia que vinieras hoy que platicamos con
Carla, la vecina que se casó con el joven que llegó al pueblo hace un mes.
- Dejé las peinetas que adquirí en la tienda que
estuvimos antes y que te encantó.
Aqueísmo: omisión
inadecuada de “que” como palabra de enlace:
- Espero me visites pronto (¿Qué espero? Que me...)
- Deseaba cumplieras tus sueños desde niño ¿Qué
deseaba? Que cumplieras...).
- El contador le pidió rindiera cuentas sin demora
(¿Qué le pidió el contador? Que rindiera...).
Dequeísmo: uso
innecesario de la preposición “de” como palabra de enlace:
- Dijo de que se iba (¿Qué dijo? Dijo que...).
- Contestó de que estaba enfermo (¿Qué contestó?
Contestó que...).
- Creo de que no está bien (Qué creo? Creo que...).
Adequeísmo: omisión
inadecuada de la preposición “de” como palabra de enlace:
- Estoy seguro que vendrá (¿De qué estoy seguro? De
que vendrá).
- Me acuerdo que me cuidaba con amor (¿De qué me
acuerdo? De que me...).
- No te olvides que debes pasear al perro (¿No te
olvides de qué? De que debes...).
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